domingo, 25 de noviembre de 2012

La Amistad


“El nombre de amigo es corriente,
Pero la fe en la amistad es rara.”
-Fedro
                
Hace unos siete años conocí a mi mejor amiga, quien hoy es más bien mi hermana. Yo soy parte de su familia y ella de la mía. Hace casi tres, a mi mejor amigo. Tengo una tendencia a compartir un poco más la amistad con los hombres (apenas, no mucho), debido a que me gusta aprender de su practicidad para las cosas y las situaciones. Me permite llegar a un punto medio e intentar saber dimensionar los asuntos con la dimensión que deben tener: ni sobrestimándolas ni subestimándolas. Mi mejor amigo es el que más me enseña sobre eso, y gracias a las dos personas que mencioné he formado mi propio concepto de la amistad…el cual creo que lo debe formar cada persona por su cuenta, y dicha palabra no debería existir en el diccionario: pues no se puede explicar con palabras.
                Yo creo que la amistad son mis amigos. Cada uno tiene una cualidad que quiero aprender de ellos: la sensibilidad, la fuerza de voluntad, la honestidad, la diversión, el cariño, el oído, los consejos, la pasión, la inteligencia, la curiosidad, la sabiduría. Mis amigos son parte de mí misma, son otras personas, pero sus almas son pequeñas pulgadas de la mía. Lo lindo de la amistad es eso: nunca se sabe qué es hasta que se vive, y con cada persona que se vive, es diferente su concepto. Lo más difícil es tener paciencia hasta que ella llegue y a que se presente ante nuestros ojos. No es fácil reconocer a un amigo cuando se lo ve por primera vez. Nos podemos fallar, nos podemos equivocar, hasta nos podemos traicionar el uno al otro y el otro al uno. Lo importante es, a través de esos errores, no equivocarnos en no darnos una oportunidad más: las que sean necesarias. Un amigo no es el que está en las buenas, ni tampoco el que está sólo en las malas: es, literalmente, quien está en ambas. Tal vez no tenga palabras, no sepa qué decirnos, tampoco sepa qué hacer. La verdadera comunicación entre los amigos son los abrazos, y a través de ellos se los reconoce, cuando un abrazo te hace nacer de nuevo, te hace querer llorar de emoción y reír de alegría, te hace respirar profundamente como si lo estuviéramos haciendo por primera vez. 

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