viernes, 19 de diciembre de 2014

"Este es tu año"

- ¿Por qué?
- Porque estás con una actitud más de..."acá estoy".

Creo que desde hace unos 5 o 6 años me he propuesto cientos de miles de objetivos y no llegué ni a la mitad. O quizás sí, pero creo que nunca llegué a sentir tanto deseo por llegar a esas metas.
Este año, como todos, me propuse otros millones de objetivos nuevos. Todos a corto plazo y con una determinada incertidumbre de si los alcanzaría o no. Pero no importaba, yo seguía y seguía andando como en una bicicleta sin rueditas: nunca dejaba de pedalear para no caerme. Y siempre mirando para adelante, soy medio torpe y si miro para atrás sé que puedo fracasar y caer...y el pasado tiende a herirme de gravedad.

En fin, tanto pedalear a tanta velocidad y a puro sudor, llegamos. Creo que hasta me pasé de la meta sin darme cuenta, porque he llegado más lejos de lo que en la vida supuse que sería capaz. Y acá estoy: haciendo lo que amo, amando lo que hago, acompañando a quienes amo, amando a quienes acompaño, amando a quienes me acompañan.

Siempre pensé: "No aspiro a demasiado. Yo con hacer lo que me gusta y estar con gente que quiera y que me quiera, soy feliz". Realmente no sé en qué carajo estaba pensando al creer que eso no era aspirar a demasiado. Es a lo máximo que se puede aspirar. Y no es fácil, no es sencillo estudiar, leer, bordar trajes, tener infinitos ensayos, sacar 200 fotos en una hora para después elegir 10, etc. No es fácil tampoco amar. Acabo de escribir, al lado de la palabra "amar", la palabra "bien". Delete, delete, delete, delete. Si se ama, se ama bien, sino no se ama. Considero que el saber amar es lo que me ha hecho decir "acá estoy". Y toda persona capaz de amar se merece un lugar respetable, por lo tanto todos los seres humanos. Creo que sí hay quienes...cómo decirlo...de tanta carencia de "ejercicio" de amor, lo perdieron. Amar es algo cotidiano, es de todos los días. Se alimenta todos los días. Con cuidado, se abre su cajita de cristal y se lo lleva a dar una vuelta a caminar. El amor necesita del aire, del espacio, del respeto. Del respeto por esa cajita de cristal que tanto necesita. Hay que cuidarlo, hay que defenderlo, hay que pararse delante antes de que alguien lo vaya a intentar romper...o corromper.

No me queda más que agradecer a quienes siguen conmigo, que gracias al cielo son muchos. Pero si a estas alturas de mi vida y en esta etapa de mi vida siguen conmigo, es porque realmente hay amor de ambas partes. Gracias por quererme, gracias por dejarme quererlos.
Y gracias 2014, a pesar de las lágrimas, los nervios y los riesgos; realmente has sido mi año.