viernes, 22 de febrero de 2013

Pequeña reflexión

Estaba pensando en las cosas que vivo últimamente, en como la vida es un ir y venir constante, un morir y nacer, un dar y recibir. En lo genial que es conocer distintas ideas, debatir con la gente sobre las creencias que cada uno tiene. Enriquece mucho. Obviamente que también existe la otra cara, donde es deplorable ver cómo hay personas que opinan que hay que opinar, valga la redundancia, igual que el otro. Claro, con lo que ha disminuido la capacidad de tolerancia en los seres humanos, esa idea suele ser "la que va", como dicen. Sin embargo creo que hay que defender las propias ideas, las originales. Valen mucho más que una copia. Por supuesto, sin dejar de respetar las ajenas. 
Pensaba también en cómo, a veces, algo que creíamos firme y sólido puede desmoronarse y esfumarse en la nada misma. Pero a la vez, otras cosas empiezan a forjarse, a construirse. Me estanqué en esta idea, más que nada en la primer parte. Supongamos que tengo un tejido...una mantita, un mantel, lo que más guste. De repente, se le corta una puntita. Se enganchó con un picaporte y se rajó una esquina. Indefectiblemente, se va a ir descociendo poco a poco, hasta quedar un simple hilo. Pero quizás, con ese mismo hilo, se pueda después para hacer otro tejido. 
Cuando se daña una puntita, una esquina, de una relación (fuere la que fuese), e intuimos que a partir de esa pequeña raja, se va a desmoronar entera...va a ser así. Poquito a poco, así será. Pero nunca hay que deshacerse de ese hilo restante. Guardarlo muy escondidito, donde nosotros mismos nos podamos olvidar de su lugar, e incluso realmente olvidar de la existencia de él, está permitido. Pero que siga estando, no tirarlo a la basura. No vaya a ser que después, el tejido necesite ser cocido de nuevo...