Pensaba también en cómo, a veces, algo que creíamos firme y sólido puede desmoronarse y esfumarse en la nada misma. Pero a la vez, otras cosas empiezan a forjarse, a construirse. Me estanqué en esta idea, más que nada en la primer parte. Supongamos que tengo un tejido...una mantita, un mantel, lo que más guste. De repente, se le corta una puntita. Se enganchó con un picaporte y se rajó una esquina. Indefectiblemente, se va a ir descociendo poco a poco, hasta quedar un simple hilo. Pero quizás, con ese mismo hilo, se pueda después para hacer otro tejido.
Cuando se daña una puntita, una esquina, de una relación (fuere la que fuese), e intuimos que a partir de esa pequeña raja, se va a desmoronar entera...va a ser así. Poquito a poco, así será. Pero nunca hay que deshacerse de ese hilo restante. Guardarlo muy escondidito, donde nosotros mismos nos podamos olvidar de su lugar, e incluso realmente olvidar de la existencia de él, está permitido. Pero que siga estando, no tirarlo a la basura. No vaya a ser que después, el tejido necesite ser cocido de nuevo...