martes, 2 de abril de 2013

La lealtad

"Ser leal a sí mismo
es el único modo de llegar a ser
leal a los demás".
-Vicente Aleixandre


En la antigüedad, sobre todo ante reyes y reinas, dinastías e incluso ante las religiones; se hablaba de la lealtad como la respuesta a un juramento, o bien la manera de llevarlo a uno de estos a cabo. A mí pesar, ya que creo que el diccionario no basta para definir ciertas palabras (muchos menos una como esta), acá va una de las tres definiciones que nos da la Real Academia Española: "Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y las de hombría de bien". Otro de los conceptos que propone esta institución es "Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo". Sí, muchos empezarían a reírse ante esta segunda opción, hasta yo misma lo pensé como una tontería. Sin embargo, ahora me causa lástima. 

¿Qué es una lástima? Que ese sentimiento de "amor o gratitud" últimamente es más fijo en los perros y caballos que en los mismos humanos. Ahora comprendo por qué me gustan tantos esos animales. De hecho, supongo que son los más nobles que hay. Sin embargo, hay dos cualidades de los que ellos carecen y la raza humana poseemos: razonamiento y libertad. ¡Qué vergüenza! Nosotros, que tenemos la posibilidad de reconocer a quien es digno de nuestra lealtad y somos libres de demostrarla a quien nos plazca, simplemente elegimos otro camino. Aclaro: por suerte, aún hablo de una mayoría general, aún no somos todos. 

En este querido siglo XXI, las parejas duran poco, 8 o 9 de cada 10 matrimonios se divorcian, los amigos están "predestinados" pareciera a que ninguno te va a durar toda la vida y siempre te van a fallar, y en la mayoría de las familias siempre hay uno o dos que no se pueden ver ni pintados por temas económicos, envidias de los bienes que el otro posee, etc. Vivimos en tiempos en donde no sabemos del todo manejar nuestras libertades, dado que ofrecemos una mano y nos toman hasta el cuello. En la época a la cual me remonté al principio de esta entrada, si alguien era desleal, se lo consideraba un "traidor" y era asesinado en el peor de los casos; en el mejor, encarcelado hasta pudrirse en una celda. Hoy en día, afortunadamente, nadie hace eso (creo). Sin embargo, pareciera que hay que estar bajo amenaza para ser leal y fiel a alguien. Casi que por voluntad propia, por "amor o gratitud" como hacen los animales, no existen personas que posean esta gran y valiosa virtud. Y eso que, repito, somos libres de amar, somos libres de sentir. Los matrimonios ya no están arreglados como en otras edades, de hecho la gente casi ni contrae matrimonio. Más libertad aún: no hay necesidad de casarnos para amar. 

Y termina siendo cierto: las familias están casi siempre divididas, las parejas se juntan y se desarman, y si tenés alrededor de 30 años y seguís teniendo a tu mejor amigo de la secundaria o la facultad, considerate un afortunado, pues ese amigo vale miles. 

Así que propongo que disfrutemos de nuestra libertad de expresión y elección, con la responsabilidad que conlleva...pero en este caso, tratemos de verla con otros ojos, no como una obligación. La lealtad es una de la más bellas cosas que hay en la vida si se hace por voluntad propia. 

Para finalizar, quiero felicitar a algunos: a quienes aman fielmente a sus parejas, a quienes enfrentan con honestidad pero también con amor los encontronazos familiares y a los amigos que nunca les faltan a los suyos. Felicitaciones a los leales.