miércoles, 10 de julio de 2013

AMOR: ¿Negocio y enfermedad?¿Ilusión y utopía?

En general comienzo algunos de mis escritos contando por qué o qué causó que estos pensamientos se vinieran a mi mente. Esta ocasión no es la excepción: He estado leyendo un libro llamado Delirium, de Lauren Oliver, el cual trata sobre el descubrimiento del amor como una enfermedad en EEUU durante el siglo XXII y han encontrado la cura para esta "epidemia". Por lo tanto, realizan una operación a cada persona al cumplir los 18 años para que no contraiga la enfermedad. Sin embargo, hay quienes son inmunes, por así decirlo, a la cura: no les hace efecto y escuchan canciones de amor, leen libros de amor, ven películas de amor, aman a sus amigos, sus familias, sus hermanos, se enamoran. Ellos son los "inválidos". Por otro lado, vi la película "Antes del atardecer", la continuación de "Antes del amanecer" y predecesora de "Antes de media noche", la cual ahora está en las salas de cine. Hay una escena en donde Celine, la protagonista, dice que el romanticismo y el amor con finales felices sirve sólo para vender, no es algo realista. Sin embargo, más adelante le dice a Jesse que ella fue romántica, que de hecho entregó todo su romanticismo en la única noche que había pasado con él. 

He aquí mi opinión:

Muchos filósofos han afirmado que la razón y la capacidad de razonar son las cualidades que diferencian al hombre de los animales. Opino que amar es otra de esas cualidades. Muchos me responderían que los animales también aman a sus dueños, quienes son humanos, pero eso ocurre porque están domesticados. Es tal cual se describe en El Principito, de Antoine Saint-Exupéry, en el fragmento del zorro. El Principito lo va a domesticar, y así se convertirá en su amigo...esa es la relación animal-humano, pero no es amor. 

Amar tampoco puede ser parte de "razonar": Lena, la protagonista y narradora del libro Delirium, se siente muchas veces dividida en dos. Su razón le dice que siga al sistema, que haga lo que la ley manda, que no se salga de las líneas, que haga lo políticamente correcto. Sin embargo, hay una voz dentro de ella que es libre y que quiere expresarse como tal, quiere ser, quiere amar, quiere compartir y reír junto a su amiga, abrazar a su hermana, besar a Álex (el "inválido" que se enamora de ella), quiere ser feliz y sabe que no puede serlo de otra forma que amando. ¿A cuántos de nosotros se nos dividió el camino en dos como a Lena?

Aristóteles dice que el objetivo supremo de la vida de todo hombre es la búsqueda de la felicidad. No hay otra forma de ser felices sino amando. Puede ser que hayan personas que sean felices comprándose un nuevo celular, teniendo siempre ropa nueva, casa nueva, electrodomésticos y muebles nuevos, que cambien el auto cada 3 a 12 meses. Esas son superficialidades que no pueden darnos felicidad propiamente dicha, sino una alegría momentánea, un estado esporádico. La felicidad es una forma de ser, ya que se debe ser así (y buscar ser así) todos los días a cada minuto que pasa. Es una búsqueda eterna, difícil, pero que nos da sus frutos segundo a segundo. Amar es algo que también hacemos todos los días, en todo momento. El amor es la esencia del ser humano, así como el bien es la esencia del mundo. La Tierra gira alrededor del Sol, lo que entre otras cosas, nos da luz. Por lo tanto la oscuridad es la ausencia de luz, es algo dependiente de ella. Lo mismo ocurre con el mal: es la ausencia del bien, no es una fuerza que tiene entidad por sí misma. Y así es lo que pasa con el amor: hay humanos que no quieren, que odian incluso. ¿Por qué? Por falta de amor. No por la existencia del odio en sí mismo. Entonces, todos de alguna forma dependemos del amor, nos movemos a través de su presencia o ausencia. 

Semejante cuestión, opino que merece más respeto de parte de los humanos. El amor no es un chiste ni algo que sirve sólo para hacer películas, libros y canciones comerciales especialmente destinadas al mercado y al dinero. Tampoco es una enfermedad, es completa libertad. Es una forma de ella que no puede quitárnosla absolutamente nadie. No hay que temerle sino obedecerle. Nunca habrá nada más propiamente humano que lo que se haga por amor.